
El insecto tiene altos niveles de proteínas y muy bajos niveles de grasas saturadas. Las hormigas culonas reinas son las únicas aptas para el consumo. Descartadas alas y patas, se sumergen en agua salada y se tuestan en sartenes cerámicas, y suelen ser entregadas como regalo de bodas al considerarse un alimento afrodisíaco.
Después de su recolección en la boca de los hormigueros, las hormigas son envasadas en recipientes de material fuerte para que al ser trasportadas vivas a los centros de acopio en las cabeceras municipales lleguen en las mejores condiciones de bienestar, puedan respirar cómodamente y con los mínimos niveles de estrés pre-sacrificio. Seguidamente se someten a un proceso de eliminación de alas y patas, para posteriormente bañarlas con una solución de salmuera. De ahí y aún vivas son tostadas en recipientes de barro en forma de tiestos y a fuego vivo, cuidando que los aceites que segregan los cuerpos de las hormigas oficien como lubricantes naturales en su proceso de cocción, de la mejor manera como lo hacían nuestros antepasados aborígenes Guanes hace ya más de 500 años.
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